viernes, 14 de septiembre de 2012

he estado alejado,  motivos sobran..... pero acá va mi primer capitulo de mi próxima novela. haber si les gusta. la novela se llamara  "LA LANCHERITA"
CAPITULO UNO
EL DESTINO ES EL DESTINO

La Herminia se había acostado temprano, el día no había resultado nada fácil, entre ida a la playa, gimnasia,  la casa y nuevamente la playa, habían agotado su resistencia.  Y aunque en ella nunca se notaba el cansancio, dada la fortaleza de sus 16 años y de su condición robusta y atlética, adquirida por una alimentación no tan variada, pero rica en vitaminas  y  minerales , con la dosis perfecta de grasas y carbohidratos que se da en los hogares de muchos pescadores, donde la variedad del menú se juega entre pecados , mariscos, luche y cochayuyo y  abúndate papa, salpicadas de vez en cuando con fideos y arroces que son mas bien un acompañante escaso, así como la carne, que nunca alcanza para mas que un engaño miserable para el estomago.
La Rebeca, su hermana menor no los había hecho nada de mal, también había tenido lo suyo y como ella es mas joven y mas delgada, también el cansancio lo había alcanzado y entre rezongos de la mamá  y un
-¡valla nomás m`hijita!-
de la abuela , también había emprendido el rumbo a la cama , la que se encontraba junto a la de su hermana Herminia, amiga y confidente, a quien quería y consentía, mas bien ambas se consentían y se querían mutuamente, en su condición de pobres, de  hijas de pescadores,  de estudiantes esforzadas, de trabajadoras en faenas de mar, no había otra que ser mas que hermanas, amigas y confidentes.
                        Solo esperaban por el  padre, el Juanchito, la abuela y su mujer, la que con cara ya agria esperaba, fregaba, limpiaba y daba vueltas por todo lado, como para evitar mas bien estallar sola, antes que llegue el marido. El Juanchito su hijo, que en  su calidad de lisiado, no le es fácil retirarse solo a la cama,  prefería quedarse al ultimo, cuando ya no hubiera nada mas que hacer, esto porque así se verían obligados de irlo a acostar, no podían dejarlo solo por allí, él no podía cerrar un puerto o apagar una luz, así que al menos que lo lleven a su pieza y le ayuden a acostarse estaba asegurado. Por ello nunca le preocupaba  el acostarse, como tampoco el levantarse, pues nadie se apresuraría en levantarlo y si el no hacia su máximo esfuerzo hasta podría pasar toda una mañana si comer encerrado en  su cuarto, no es la madre ni la abuela  los que saldrían a su encuentro en la mañana, y para que hablar del padre, si entre lancha, cantina y cama no se le conocía mayormente. Nadie sabia a que hora estaría en la una o en la otra, ni tampoco era posible saber cual de ellos era mas querido, si su lancha, la cantina o la cama. La familia como  muchas de las familias de pescadores pasaban a segundo plano,  y si bien se reconoce el proveedor del hogar, como todo macho y pecador, da lo mismo si llega con algo a la casa o solo con una curaera que no se detiene  ni parado,
                        Solo la vieja  abuela y su hija conversan de vez en cuando,  mas bien cruzan cortas frases que son respondidas  por la Ester como escopetazos, se ve que la rabia sube y sube por sus venas, así como el marido en la cantina avanza en su curaera, su esposa en la casa aumenta en su rabia y la va acumulando a cada minuto, el marido había prometido ese día llegar temprano y traer lo suficiente para  parar la olla, y cubrir todos los gastos indispensables de su casa, porque ya hacia como una semana que no había aportada nada y solo había llegado por las noches a dormir su curaera sin ningún peso en los bolsillos, pese a que todos los días se hacia a la mar para trabajar en lo que viniera.
                        Aunque esto no es extraño en ninguna  familia de pecadores, pues para ellos, cada día tiene su propio afán, solo se vive el hoy, el mañana Dios vera, o mas bien Dios proveerá, ya que con un buen día bien trabajado fácilmente pueden  cubrir todos los gastos de una familia por varios días,  y bastaría trabajar una semana bien sin gastarse  nada, para asegurar el sustento de una familia por todo el mes ,  es por ellos que un día o dos trabajados o no , no  es cosa que preocupe a un buzo, un marinero, o un pescador, da lo mismo un día perdido que trabajado  o  tomado.  Si hoy se toma todo lo ganado y se queda sin ningún céntimo en los bolsillos, mañana se hará a la mar y recuperara todo lo tomado hoy, y basta con eso para tener la confianza suficiente para gastarse todo los valores  que pueden ser vitales para la vida de la familia, pero que un buzo no ve la urgencia, pues si hoy no tiene pan, entonces que pida, mañana el mar volverá a proveer y ya habrá lo suficiente para cubrir  lo faltante  del día anterior.
º           La mente  de  Efraín  nunca ha estado muy lucida y solo le importa trabajar por el día y gastar por la noche, no importa si es en su casa, en la cantina, en la casa de un amigo, en un prostíbulo o lo que sea, lo que si sabe es que al otro día al hacerse nuevamente a la mar no habrá ningún centavo en sus bolsillos, pues lo del día es para el día. Lo malo de Efraín es que  desde hace tiempo   le cuesta cada día controlar mas su ya declarado alcoholismo y pese a ser un  buen trabajador se le hace cada día mas difícil manejar su voluntad entre cantina y hogar,  si no fuera por sus hijas que muchas veces lo van a esperar a la playa y lo llevan directamente al hogar con las ganancias del día, difícilmente haría ese recorrido solo, para el es mas fácil el camino de la cantina que el de su casa.
            Efraín ya cayó en el círculo vicioso, ya es un buzo alcoholizado, o bebedor compulsivo, donde el vino es más importante que la comida.  El día para él, comienza muy temprano, tipo seis o siete de la mañana ya esta en pie, aguijoneado por la resaca del día anterior, no por su  costumbre de hombre madrugador, es producto de la sed que produce una buena curaera la que lo despierta por la mañana y con la escusa de ir a ver su lancha, única fuente de producción de la familia , se viste apresurado, y se va a dar su vuelta por la playa y por la cantina que queda al paso, donde una caña apagara su sed y su ansiedad que le impone el alcohol, luego regresar a la casa por un desayuno, si es que la marea y el tiempo lo permite, porque si es hora de zarpar, bastara con un par de panes y una botella de vino “pal frio” y los mariscos crudos,  con ella se harán a la mar y los primeros mariscos serán el suficiente desayunó con un par de tortillas y un buen trago de vino ya están listos para la pega, ya no hay resaca, ni cansancio, ni fatiga, ni enfermedad , nada,  el alma se les vuelve al cuerpo y la fuerza a su debilitados músculos, ya están listo para encarar lo que sea, si la tempestad arremete , allí habrá un brazo que no se doblegara fácilmente. La faena podrá durar todo el día y allí estarán estos hombres felices de su trabajo, de su vida y de sus logros, por la tarde al volver a la playa, mojados, con hambre y cansados, difícilmente alcanzara a llegar a sus casas, si la cantina esta mas cerca y es tan familiar, además que la sed , producto de los mariscos crudos y el pan solo, esta urgiendo sus gargantas , un vaso de lo que sea será tan bien recibido que sin este necesario paso,  no se podrá dar ninguno mas. Una cerveza, o una caña de vino apagara su ansiedad y si tienen suerte, voluntad o dos hijas que lo conduzcan, después de este necesario salvavidas podrá  tomar rumbo a la casa , de lo contrario allí se quedara, y pagara o mas bien gastara todo lo ganado del día por un par de tragos mas y algo de comer, cualquier cosa  sirve, no importa  el precio o si vale o no vale lo cobrado, solo se necesita comer y tomar,  y una vez que no quede un centavo en los bolsillos  enredara nuevamente el rumbo al hogar solo para dormir, si es que alcanza a llegar a su cama, o quedará amontonado en cualquier esquina de la casa y con suerte alguna alma generosa le tirara una cobija, para que el frio no lo haga despertar durante la noche o lo pase a mejor vida.
Así Efraín pasa sus días, y esta vez no será la excepción, ya la medianoche a pasado largo rato  y aburridas las mujeres se disponen a dormir, cuando un golpe como de un saco de papas se escucha en la puerta, no cabe duda que el hombre de la casa ha llegado, o más bien alguien lo paso a botar en la puerta de entrada, con seguridad en un estado calamitoso. La rabia acumulada de la Ester parece descargarse de una y casi respirando a borbotones se dirige hacia la puerta, y tomando al marido por un brazo, sin ningún miramiento lo arrastra hacia la cocina, y con una patada en las cotillas intenta descargar toda su rabia acumulada, y entre sollozos y gritos, le enrostra tosas sus faltas y con palabras de grueso calibre le insulta y le hace ver su falta de criterio y su incapacidad como padre y como esposos para mantener un hogar  y que mas vale que se mande a cambiar en vez de seguir dando molestias a esa casa que  con la pobreza luchan todos los días. El pobre Efraín intenta reaccionar  y tratando de ponerse de pie, en medio de la inconsciencia de la borrachera va hacia la mujer con la intención de agredirla, pero es tanto su curda que antes que levante los brazos es duramente vapuleado cayendo nuevamente al suelo como un saco. Allí queda botado quejándose incoherentemente, mientras que la esposa da la orden de acostarse y dejarlo allí votado, la abuela solo mira, el hijo espera tranquilo que lo lleven a su cuarto y la abuela  dando una larga mirada al yerno, decide también irse a acostar.
            Por largo rato se escucho el quejido del borracho, por algunos momentos parecían quejidos de dolor, otras de delirio, balbuceando palabras incoherentes, gritando o maldiciendo,  aparentemente así se quedo dormido, y la familia también, solo se despertaron cuando un portazo en la puerta principal anunciaba que él ya se había ido  a la playa. Con la rabia aun marcada en el rostro la mujer se levanta  para ayudar a sus hijas con el pobre desayuno para que puedan asistir a clases en el único liceo de la ciudad. Mas tarde trataría de hablar con el Efraín antes de que se haga a la mar  para rogarle  por mil y una vez mas que no se tome la palta y la deje para poder comprar lo necesario para la casa y para sus hijos que tanto necesitaban.
            Mientras tanto el Efraín adolorido por los acontecimientos de la noche anterior, tanto del cuerpo como del alma, se dirigió como siempre a la playa para comprobar que su lancha y sus equipos están allí, pero luego se dirigió a la cantina, donde sorpresivamente fue violentamente rechazado, pues aparentemente en su curaera del día anterior había cometido algunos errores que no se lo perdonarían así como así, y mucho menos se le confiaría un trago gratis para componer la caña, intentó vanamente pedir excusas pero la reacción de la dueña le dejo claro que sin plata no podría apagar su sed como ya era costumbre, caminó nuevamente hacia su casa, pero el recuerdo de la noche anterior, y sus delicadas costillas le hicieron desistir y sin saber que hacer emprendió el camino hacia su lancha con la intención de quedarse allí dormido hasta que llegaran sus compañeros, quienes de seguro lo salvarían con un buen trago  y con un poco de pan para matar el hambre que ya le corroía las tripas. Con bastante dificultad acercó  la lancha al muelle, pues no solo sus costillas se afligían, todo el cuerpo parecía reclamarle y sus fuerzas no eran las de antes, lo que otras veces podía hacer con una mano, ahora le pedían un doble esfuerzo. Ya estaba pensando seriamente en asentar cabeza, pues otro día de perras como ese no lo resistiría, y con el firme propósito de tratar de cambiar recobro sus fuerzas y haciendo un último esfuerzo puso la lancha a buen recaudo para poder subir a ella, y sin pensarlo dos veces  salta sobre la proa pero al poner los pies en ella, un intenso dolor  en el pecho lo hace doblarse perdiendo el equilibrio , cayendo  sin remedio hacia el agua, el dolor lo hace llagar hasta el fondo que  no pasaban los dos metros de profundidad he impulsándose con las piernas va en busca de la superficie, pero al salir se da cuenta que tanto la lancha como el muelle se han alejando de el y si quiere alcanzar a uno de los dos tendrá que nadar  y sin pensarlo más  saca las manos del agua  y hace el gesto de nadar, pero un nuevo dolor lo encoge y en vez de poder nadar el agua lo vuelve a tragar y lo aleja un poco más de la orilla, desesperado sale a la superficie y pide auxilio, pero nadie escucha sus gritos, intenta nadar nuevamente, pero todo parece inútil, entonces se traba en una feroz lucha con su amigo el mar, en quien siempre había confiado, este lo arrastra y lo separa de la costa, mientras el porfía con todo su dolor y su fuerza por acercarse a cualquier cosa que lo pueda sostener a flote, por largo rato lucha mientras pide ayuda cada vez que puede, pero pronto se da cuenta que su enemigo es más poderoso que él, y que le está pasando la cuenta  su embriaguez, su falta de alimentos, su insensatez y todos sus errores se le agolpan a la cabeza, pidiendo una segunda oportunidad, se deja arrastrar por las aguas mientras intenta mantenerse a flote moviendo si cesar sus piernas. El dolor en su cuerpo se acrecienta, pero el dolor en el alma  es mayor, piensa en su familia y se da cuenta de lo abandonado que los tiene, se da cuenta como el alcohol lo ha alejado de lo único  lindo y querido que tiene y gruesas lagrimas se confunden con el agua salada, una profunda oración brota desde su corazón y con arrepentimiento sincero pide a Dios por él, pide por su familia, por sus hijas, por su señora, por su hijo enfermo. Pide otra oportunidad  intenta llorar per el agua no se lo permite, intenta gritar pero una pequeña ola anula su intento, pero parece que Dios a escuchado su lamento, una gran tranquilidad invade su alma, sus dolores corporales van desapareciendo poco a poco, una especie de somnolencia lo invade, se deja llevar, quiere descansar y sin pensarlo dos veces cierra sus ojos, siente que el agua lo mese lentamente, va entrando en un mundo extraño, y entre las aguas se queda dormido para siempre.
            Doña Ester muy a su pesar, después de un buen rato tomo camino a la playa,  mascullando su rabia y su angustia, tenía que hablar con su marido, ya la cosa se estaba pasando a castaño obscuro, y  no sabía si reclamarle con rabia  y con energía o doblegando su orgullo y su rabia suplicar con cautela y con angustia para que cumpla con las obligaciones de un jefe de hogar, aportando lo mínimo necesario para la alimentación de sus hijos. Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta el momento en que llego a la playa:
-          ¡buenos días  doña Ester!
El saludo lo sobresalto, allí recién se dio cuenta que ya había llegado al muelle, los hombres que trabajaban con su marido lo miraban  fijamente como esperando la noticia de la mujer que le indicaría que su marido estaba tan enfermo (de curao) que no podría trabajar ese día, sin embargo la pregunta fue otra.
-          ¿y el Efraín?
-          No lo hemos visto, nosotros suponíamos que usted nos venía a avisar que él no podía trabajar hoy.
-          ¡No!, si salió temprano, yo solo venía a conversar con él para rogarle que  no se tome la plata hoy, y a pedirle a ustedes que lo lleven a la casa en cuanto desembarque, antes de pasar por la cantina, pues en la casa ya no tenemos ni que comer.
-          Nosotros ya lo buscamos por acá y no está, ¿habrá ido para otro lado?
-          No lo creo, se hubiese cambiado de ropa, yo creo que anda apagando la sed nomas por allí, búsquenlo y me avisan.
Sin más, Ester emprende el camino de regreso a la casa, que el borracho de su marido no se presente en su trabajo temprano  no le extraña, mal que mal él es el dueño de la lancha y por lo tanto no tiene que dar explicaciones a nadie, tampoco es primera vez que  falta a su trabajo, así es que sin mayor preocupación por este hecho se regresa a casa, su verdadera preocupación es  que va a hacer para parar la olla ese día. Mientras tanto los trabajadores  se miran  sin saber qué hacer, les falta un hombre para hacerse a la mar,  pues con o sin Efraín podrían hacerlo,  pero antes de buscarse un socio deciden  darse una vuelta por los logares más frecuentes, con el fin más bien de ayudar a doña Ester que la habían visto tan afligida, pues dejar en tierra a Efraín sería lo mismo que si se tomara toda la plata de la faena de ese día, sin embargo esta diligencia no dio mayores frutos y simplemente  desistieron,  se buscaron un nuevo socio  y luego se hicieron a la mar, llevándose la embarcación, por la tarde al regresar  entregaron su mercadería y la parte correspondiente a los materiales  se lo fueron a entregar a doña Ester, quien contenta recibió esa tercera parte, pues ara ella era mejor que si hubiese ido a trabajar su marido, pues difícilmente le hubiese pasado la parte completa y solo habría logrado algunos céntimos que con suerte le alcanzarían para parar la olla,  agradecida pero extrañada volvió a indagar por el esposo ausente, a lo que sus compañeros de trabajo le informaron que no lo habían encontrado y por ello se habían hecho a la mar sin él, pero que  al regresar tampoco, lo habían encontrado, y solo habían sabido que por la mañana muy temprano, casi clareando el día  había pasado por la cantina cercana al muelle, y que al no ser atendido allí , lo habían visto dirigirse hacia el muelle. Las hijas ya habían vuelto del colegio y mientras esperaban la cena se afanaban en sus obligaciones estudiantiles, realizando tareas  y preparando la actividad del día siguiente. Solo Rebeca había preguntado por el papá, Herminia parecía no preocuparle mayormente y nadie más daba señales de preocupación, Ester llama a sus hijos a la mesa para servir la cena, opípara cena con los pocos pesos conseguido,  Ester puso un plato para el esposo, pese a que nunca lo hace, pues su hora de llegada  nunca es posible  adivinarla,  pero esta vez hizo la excepción, pensando quizás en que andaba viajando y llegaría con el ultimo bus de la tarde,  pero no fue así, terminada la cena y  lavado ya los platos, la mamá un tanto preocupada  mando nuevamente a sus hijas a que salgan a buscar a su padre, y ella misma recorrería algunos lugares más frecuentes y cercanos,  pero luego de una larga búsqueda y de muchas preguntas a Efraín parcia habérselo tragado la tierra o más bien parece habérselo tragado el agua, pues nadie da noticias de él  y solo la ultima testigo que lo vio ese día  insiste en que lo vio dirigirse al muelle muy temprano y que más tarde escucho unos gritos, pero solo le parecieron  gritos de curado que con la mona viva y sin un trago para  reparar su alcoholismo  gritaba para desahogar su ansia por un trago de vino, por lo que ella no puso cuidado  en esa situación  y no vio nada  que le parezca fuera de lo normal.  Sin embargo este hecho despertó la sospecha en una desgracia y pronto sus amigos comenzaron una búsqueda un poco más minuciosa, pues no dejaba de ser extraño  que el Efraín no aparezca, pues alcohólico podía ser, pero nunca faltaba a la pega y mucho menos a la cantina, además si lo habían visto dirigirse al muelle, no sería raro que hubiese sufrido alguna accidente, pues no sería  ni mucho menos el primero, ya varios habían cobrado la vida en él, pues la corriente en ciertas horas de marea se hace sentir, y con una buena curda como la que anda a trayendo el pobre de Efraín, perfectamente pudo haber sufrido una desgracia. Ya pasada largamente la media noche, no había ninguna señal del hombre  y varios de sus compañeros llegaron hasta la casa de Ester que esperaba por alguna noticia, ahora ya se podía percibir preocupación en los rostros de los hombres  tanto que  las niñitas que ya se habían acostado al sentir las voces  y el tono de misterio que se le daban , se levantaron apara indagar que noticias habían  de su padre, pero no había ninguna noticia alentadora, y aunque  todos trataban de no darle importancia aduciendo a una nueva historia de curados, no podían disimular que algo andaba mal y que la incertidumbre hacia más estragos  provocando una situación  nerviosa que a nadie agradaba. Sobre todo a Ester y su familia  quienes tenían un mal presentimiento de esta historia  y luego de un rato, convencidos que esa noche nada más se podría hacer, decidieron ir a dormir, para juntarse muy temprano al día siguiente  en el muelle.
            La noticia había cundido durante  la noche y por la mañana toda la comunidad estaba en el muelle, el único tema era la desaparición del Efraín, y después de cotejar todas las versiones posibles, se pensaba seriamente en una desgracia, pues alguien mas había escuchado los gritos por la mañana y mas que gritos de curado, le parecieron gritos de auxilio. Pronto llego la Ester quien comprendió de inmediato que algo pasaba, pues todos sus vecinos ya estaban en el muelle, llego hasta el final donde estaba atracada la lancha del marido  y allí luego de un breve silencio , sus amigos que trabajaban en la lancha le comunicaron que saldrían a buscarlo en el mar, pues  sospechaban una desgracia, pues después de haberlo buscado por todos lados y por las conversaciones de los vecinos,  mas de alguien escucho gritos pidiendo auxilio y ahora existe casi la seguridad que pudo haber sido el Efraín que pudo haber resbalado y caído al agua al tratar de abordar su lancha. Pronto todos se organizaron y tres grupos saldrían hacia la playa recorriendo cada uno un sector, mientras que las embarcaciones comenzarían a rastrear palmo a palmo  todo el rio,  mientras la familia indagaría con sus parientes, por si hubiera viajado a algún lado, aunque nadie lo había visto en los buces o en algún vehículo particular abandonando el pueblo. Sus hijas habían llegado al colegio como costumbre, pero pronto se dieron cuenta que lo miraban como bichos raros, por lo que decidieron conversar su caso con el director y solicitar permiso para volver a  casa  hasta que se solucione la desaparición del papá.
            Desde temprano los vecinos y amigos comenzaron a llegar a la casa de Ester, ya sea para inquirir alguna noticia o para ayudar a la familia y darle consuelo, sin embargo el regreso de las niñas de clase precipitó el duelo, el llanto de la menor fue seguido lentamente por  la hermana, por el lisiado que casi abandonado en una esquina tragaba saliva  para no ahogarse con su pena y su abandono,  pronto la madre  fue invadida también por esta pena que irradiaba desde sus hijos, porque aunque no hubiese sido el modelo de marido, había sido su hombre por demasiado tiempo, y aunque el alcohol había hecho  estragos e en la vida de pareja, ella se había casado enamorada y había tenido unos retoños hermosos  a los que nunca le había faltado nada, muchas veces pasaban  por estos periodos de sequia  o de alcohol, pero siempre había un despertar que traía nuevamente paz tranquilidad y todo lo indispensable para una familia,  pues nadie que trabajara y dependiera del mar para su sustento, se podría decir que era una persona miserablemente pobre, a lo mas experimentaban la pobreza como cualquier vecino que en algún momento le puede faltar algo para la subsistencia, sin embargo todos los pescadores, buzos mariscadores o recolectores  tenían más bien un buen pasar.  Mucho mas holgado que otras familias de obreros o  trabajadores sin oficio, pues a estos sí que le costaba muchas veces parar la olla. Pero no solo la pena por la pérdida de su hombre invadió a Ester, de pronto le llegó a la memoria todo lo vivido el día anterior,  el trato que le había dado, y como un mazazo , lo tiros sobre un sillón  y con una pena inmensurable comenzó un llanto, silencioso en un principio pero pronto fue aumentando su tono hasta convertirse  en un profundo lamento,  sintiéndose culpable de los acontecimientos, pues ella con su actitud  y con el mal trato dado el día anterior , había precipitado  los hechos, pues ni siquiera  un plato de comida había servido al desgraciado, y en vez de acogerlo y cobijarlo en su casa  lo había tratado como un perro, y lo había dejado tirado , humillado y vapuleado en el piso, sin ninguna protección ni consideración para el pobre diablo. Y seguramente  eso había hecho que el Efraín se hubiese  ido a refugiar en su lancha, cayendo al mar debido a su curaera.
            Resulto difícil consolar a la Ester, quería seguirse sintiendo culpable,  pese a que nadie más apoyó su teoría del  desamor, del desprecio efectuado el día anterior,  de el rechazo a golpes dado al padre de sus hijos, del desencanto y deslealtad con su marido, pues todos apostaron a que ella era una buena mujer y que hizo lo que  debía  hacer y que no era primera vez que hacía lo mismo, pues el Efraín había tenido el mismo tratamiento cientos de veces y nunca había pasado nada, es más , normalmente después de pasada  la curaera ni se acorvaba de lo sucedido,  por lo que todos insistían en que fue cosa del destino y de su mala vida  por culpa del alcohol y que ella no tenía ninguna culpa y que por el contrario  todas las mujeres de pescadores hacían lo mismo. Pero las palabras de sus amigas parecían no causar mayor efecto,  su pena se acrecentaba cada vez más, pues no sabía que haría ahora, como continuar con su vida, sin el proveedor del hogar, el llano parecía ser su único consuelo,  la única que se mantenía impávida  era la abuela, que pese a que se le había escapado una lagrima al ver sufrir tanto a su hija,  con un rápido movimiento de la manga había pasado a otra cosa  y con un no te preocupes hija la vida tiene que seguir , comenzó a ordenar tos trastos de la cocina, para  hacerla mas cómoda y funcional, y  pronto ella, había tomado las riendas de la casa y lo comenzó a preparar para lo peor. Una larga espera por un cuerpo,  cosa que el ríos siempre se hacía mucho de rogar por entregar su presa, o para en el mejor4 de los casos un velorio rápido que haga pasar el trago amargo, pues al dolor y al infortunio de los pobres, sobretodo de los pecadores   no hay nada que hacerle, solo sufrir, llorar, poner pecho al frente  y volver a empezar.