jueves, 28 de mayo de 2009

CUANTO MAS CONOZCO A LA GENTE, MAS QUIERO A MI .....PLAZA


ETELVINO AGUILA OJEDA
Increíblemente nos hemos llenado de modernidad, todo nuestro rededor se ha ido transformando poco a poco en modernidad, nuestra casa. Nuestra calle, nuestra ciudad, nuestro país. Y hasta se nos parece que decirnos jaguares del tercer mundo, no es una simple utopía, sino que una posibilidad real y concreta. Si nos comparamos con algunos vecinos y otros no tan vecinos, indudablemente que somos juagares, eso si como de tercera división, como en el fútbol, somos los mejor ubicado si tomamos la escala desde atrás. Somos siempre los primeros entre los últimos.
Pero la modernidad es evidente, el teléfono celular es de uso cotidiano, la TV. Parece ser algo que nació con nosotros, los computadores, los hornos microondas, etc. son cosas tan normales que a nadie sorprende. Sin embargo hace tan poco que nos decían que celulares llagarían a tener los trabajadores, las empleadas domesticas y hasta los escolares y a nosotros nos parecía tan absurdo, si en ese tiempo para tener teléfono había que inscribirse y esperar unos tres años y con suerte te asignaban uno,
Hay tantas cosas que se tienen como algo normal y cotidiano, y nos parece absurdo pensar que antes no hubiese existido, un camino con asfalto por ejemplo, pero si que más años no habían ni caminos, y los que habían eran solo piedras, no nos olvidemos que la gran penetración caminera en esta zona se inicio pasado el terremoto del 60 y para los mas jovencitos todos sus padres vivieron o conocieron el terremoto del 60, por tanto también muchos conocieron una provincia o una comuna, para no ir mas lejos, con calles de tierra, sin alcantarillado, calles solo ripiadas como gran adelanto, caminos intransitables y con ripio, Seguramente mas de alguien recordara cuando llego la luz eléctrica o cuando se hizo el piedraplen, cosas que hoy nos parecen normales y que siempre estuvieron allí, pero la verdad es que esto no es tan antiguo, y muchos de estos adelantos solo tienen algunos años. Hagamos un recuerdo: recuerdan cuándo llega la luz eléctrica y se puso luz en las calles, con unos portalámparas con una curvita como joroba y una ampolleta corriente que con suerte seria de 100 wats, luego fueron reemplazados por otros similares, pero esta vez como un brazo más largos y con un portalámpara similar en el extremo, el gran adelanto fue una ampolleta un poco más potente, supongo que serian 150wats y luego vino el “gran adelanto” ampolletas de mercurio, luz blanca, con mucho mas potencia, un lujito para la plaza y para algunas calles, lo único de malo (o de bueno) era que se apagaban cada cierto tiempo cuando se recalentaban y había que esperara que se enfríe para que vuelva la luz, mas tarde vinieron las luminarias, luego luz incandescente día y noche etc. Muchos de estos adelantos pasan sin pena ni gloria por nuestro rededor. Sin embargo no todo puede ser así de fácil. Me sorprendí cuando después de un tiempo visito Calbuco y me encuentro con una plaza lo más moderna, artística, arquitectónica, un ejemplo de progreso para una ciudad como la nuestra. Surtidores de agua, luces de colores, esculturas en altura, (para que no lo rayen los cabros supongo) columnatas, mosaicos, una estrella de los vientos que indica perfectamente los puntos cardinales, todo un juego de luces y sombras, espacio y volúmenes, perfectamente equilibrados, todo un juego artístico para una pequeña plaza, que se potencia con el bello telón de fondo que es su iglesia de tejuelas amarillas. Podríamos decir que un “gustito” para sus constructores, diseñadores. Arquitectos y alcalde supongo. ¿Pero que pasa con el pueblo? ¿Qué pasa con al habitante que defiende su ciudad y es un Calbucano de corazón? . Me sorprendí de nuevo, con muchos de los que he conversado no les gusta su plaza, la gran mayoría lo encuentra fea, no la entienden,
No ven la correlación de volúmenes y forma, no ven lo moderna que es, en resumen “fea” muy fea. Y muchos darían cualquier cosa para que le regresen su humilde plaza de pueblo que siempre tuvieron, con sus árboles y sus prados. Sin tanta ostentación ni lujo, sencilla, simple, sin modernidad pero acogedora, sin tanta fría arquitectura, pero con más verde.
En fin, no todo lo moderno debe gustar, un buen ejemplo es la plaza.

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