ETELVINO AGUILA OJEDA
Es de todos conocidos el refrán que dice:“ la ocasión hace al ladrón” , cosa tan cierta y tan importante de tener en cuenta para evitar sorpresas y acrecentar los malos habitos en las personas sin escrúpulos que ante cualquier debilidad nuestra, se aprovechan inmisericordemente.
Pero la experiencia también nos dice que una ocasión puede surtir muchísimos efectos positivos en el hombre, solo depende de que tipo de ocasión sea. Una buena ocasión puede hacerme propietario de algún bien deseado, como un automóvil, una casa, u otro bien, que si no fuera por la ocasión que se presenta no la adquiriríamos. Sin embargo hay otras ocasiones que nos hacen aun mejores. Hoy día nos impactan personas que saltan a la palestra, y se hacen famosos de la noche a la mañana por la ocasión que tuvieron en un concurso de canto o baile.
Hemos visto famosos ejemplos últimamente como el de Susan woile en Inglaterra , o el de un chileno residente en Noruega , de otro en Nueva Zelanda o el de algunas personas que se presentaron al programa Chile país de talentos. Pero hay muchos otros casos mas anónimos y desconocidos que gracias a la ocasión que les brindó la vida , pudieron cambiar la propia y darle un nuevo destino a su existencia. Se de algunos casos como esa niña que fue invitada a un simple paseo en la universidad austral de Valdivia y que luego de haber recorrido todas sus dependencias descubre casi con asombro el puerperio y la carrera de matrona, quedando convencida que si ella debía ser algo en la vida, eso era ser matrona. O de aquel otro señor que siendo un reconocido folclorista, se le pregunta de donde viene esa vocación y el relata que siendo muy niño, se presento en su colegio un dúo folklórico de arpa y guitarra, quedando tan prendado de esa música que su único anhelo de niño era aprender a tocar guitarra y luego de conseguirlo, poco a poco se fue introduciendo en el mundo del folclor hasta quedar atrapado por el. Pero quien no conoce algún caso de alguien que tuvo la ocasión de visitar un taller de arte . o de danza o de letras y con el tiempo se han convertido en artistas.
Pero la mayoría de nosotros nos hemos convertido en algo que de una u otra forma hemos tenido la ocasión de ver, compartir, experimentar, crecer o desarrollar. Recuerdo el caso del Sr.Francisco Bahamonde de Ancud (recientemente fallecido a temprana edad), un eximio constructor de embarcaciones que comenzó viendo a su padre y a su abuelo y que mas tarde fue descubierto por un programa de televisión que le hizo un reportaje hace ya muchos años y que fue una verdadera reivindicación a los constructores de rivera chilotes que sin tener mayores conocimientos técnicos y científicos eran tan buenos en su oficio que las mismas universidades se dieron el trabajo de venir a aprender de varios de ellos. Una de sus ultimas obras de Pancho Bahamonde fue la reconstrucción con los planos originales de la “Goleta Ancud”, que dio al país la posición de Magallanes para Chile. Esta obra se puede visitar en el museo de Ancud. Pero quien no conoce ejemplos de excelentes carpinteros, mueblistas, evanistas, lutiers, herreros, artesanos de diferentes tipos, que gracias a la ocasión que tuvieron se convirtieron en personas reconocidas en sus oficios.
Pero hay muchos otros ejemplos que pese a la formación profesional, esta no bastó para lograr un profesional de excelencia, ellos lo son en un oficio diferente porque tuvieron la vocación y la ocasión de presenciar y de participar de una u otra forma de roles específicos de la sociedad que mas tarde han determinado que tipo de profesionales sean, allí podemos encontrar profesores, médicos, contadores, servidores públicos, comerciantes, o en la gama del servicio como voluntarios en bomberos, hospitales, clubes deportivos, clubes de husos, etc. etc.
La vida nos da muchas ocasiones para el aprendizaje y para la realización de ideales o anhelos personales, pero para ello siempre necesitamos primero tener la ocasión de ver, aprender, experimentar y probar. Muchas de nuestras realizaciones personales pasaron primero por una ocasión única, por una experiencia que marcará un antes y un después. Y nunca es tarde para una nueva experiencia, para un nuevo sentimiento, para una nueva lucha, en cada ocasión que nos presenta la vida nuestra actitud deberá ser enfrentarla con determinación, con alegría, con ganas de aprender, como un desafío personal que debemos ganar. En la vida hay mucho que ganar y mucho que perder y dependerá de nosotros, de nuestra actitud ante una nueva ocasión, ante un nuevo desafío o antes una nueva experiencia. El primer paso es recorrer el camino y solo una vez recorrido, hecho el esfuerzo, puesto lo mejor de cada uno, la voluntad, el entusiasmo, la determinación, la energía necesaria sabremos a ciencia cierta si valió la pena o si esta ocasión la convertimos en una buena o mala experiencia. Se dice por allí que una ocasión si nosotros no la aprovechamos otro la aprovechara, la única ocasión y la única experiencia que debemos dejar de lado, es la que “hace al ladrón” todas las demás pueden convertirse en algo bueno para nuestra vida y para los que nos rodean, solo dependerá del cristal con que se mire. Así es que abrámonos a nuevas experiencias, estemos donde nunca hemos estado, escuchemos lo que no hemos escuchado, participemos de las cosas que tenemos, si otros lo hacen, porque no nosotros, algo debe haber allí que a otros atrae y agrada. en este periodo estival se dan múltiples oportunidades y actividades en el ámbito laboral, local, cultural, recreativo, religioso y deportivo, seamos parte de ellos , sumemos y no restemos ni nuestra presencia, ni nuestro entusiasmo.
sábado, 9 de abril de 2011
CUARESMA, TIEMPO PARA REFLEXIONAR O TIEMPO PARA CAMBIA
La iglesia desde muy antiguo a celebrado este tiempo de Cuaresma, como un periodo especial de penitencia para los creyentes, los bautizados, con el fin de generar una nueva reincorporación a la iglesia. Entendiéndose esto como una regeneración de la persona, es decir luego de realizar algunos procesos previos en su vida, estos serian reconocer la falta, arrepentirse, confesarla, publica o privadamente, hacer el firme propósito de enmendarse y reparar de alguna forma el daño producido.
En tiempos mas remotos este proceso se iniciaba el miércoles de ceniza, en que todos los penitentes, digámoslo del ultimo año, eran revestidos con una túnica de lino de saco y se les regaba cenizas, por todo el cuerpo y debían presentarse públicamente con este trajecito por cuarenta días, imagínese en el día de hoy, presentándose en miércoles de ceniza a julana de tal…, y la señorita esta… y al señor Dn… y a julano y sultano, y al jefe de… y a el dueño de… todos haciendo una fila en la iglesia para que lo revistan de lino de saco y le rieguen ceniza… seria un chiste, porque o vamos todos o no va nadie.
Supongo que de este razonamiento nació el carnaval de Rio. Claro, si todos vamos a ser vestidos como penitentes o apuntados como penitentes, entonces démonos 5 días de fiesta y desenfreno y hagamos samba canuta, si total la imposición va a ser la misma. Porque para los que no lo saben, el carnaval de Rio, se celebra cada año los 5 días previos a miércoles de ceniza, y se supone que para el día miércoles los brasileños comienzan una vida de absoluto arrepentimiento y penitencia, claro que su propósito dura solo hasta el próximo carnaval.
La iglesia a cambiado, pero normalmente en su forma, sin embargo su esencia sigue allí, inalterable, y una de sus grandes fuentes de sabiduría es precisamente la tradición, por ello aunque no entendamos muchas cosas o aunque nos parezcan absurdas o contrarias a nuestros tiempos, siguen teniendo una sabiduría y una esencia especial que quienes tenemos una fe madura lo reconocemos como una gracia de Dios.
Pero a que nos llama la iglesia hoy en esta cuaresma, indudablemente que el primer llamado es a reconocerse pecador, reconocer que nos somos perfectos, y aunque muchas veces nos subimos por el chorro, seguimos siendo simples mortales que cometemos muchos errores y solo creemos o aparentamos ser mejores que otros. Nos llama a arrepentirnos, es decir, a no hacerlo, ha desechar totalmente la idea, si yo me arrepiento de cruzar un río, simplemente no lo cruzo mas, si yo digo, esperare a que traiga menos agua, entonces no me estoy arrepintiendo solo lo estoy postergando. A que mas nos llama la iglesia, a confesarnos, pues aunque nosotros no digamos ni publica ni privadamente nuestras faltas, todo mundo se entera, sino pregunten por un vecino cualquiera, y van a ver que todo el mundo esta enterado de su vida, menos el vecino. Y por ultimo a reparar el daño realizado con nuestras faltas, aunque muchas veces no podamos reparar ese daño precisamente en la persona dañada, siempre habrá un hermano nuestro cercano en quien reparar nuestras falta, el problema es que normalmente no reparamos nada, y nos vamos campantes por la vida celebrando nuestras hazañas, como trofeos de guerra, como reductores de cráneo con las cabezas sangrantes en nuestras manos y nos olvidamos del hermano, o no reconocemos al hermano. Si cada vez que hacemos una estupidez tuviéramos la conciencia de reparar la falta y por ello, diéramos una limosna, regaláramos un pan, entregáramos una vestimenta, ayudáramos a un vecino, de seguro no habría hambre, no habría pobreza, no habrían muchas de las necesidades que vemos a diarios, pues nuestro pecado son tantos que bastaría y sobraría para reparar todas nuestras necesidades.
Pero en la iglesia antigua no quedaba el rito en el lino y la ceniza, sino que el sábado santo, para la misa de gloria, el penitente era despojado de su vestidura de penitente y se le revestía de seda blanca y se le recibía con la mejor fiesta y la mayor alegría, pues este hermano era redimido y perdonado por todos sin excepción. Y nunca mas se acordaban de su pasado. Pero hoy en día el hermano que yerra, el hermano que cae, aunque se arrepienta mil veces sigue condenado para siempre. por eso creo que este no es un tiempo solo para meditar, sin que para cambiar, y si no podemos cambiar colectivamente, al menos hagamos un esfuerzo personal y tratemos de cambiar nosotros. Ese ya es un primer paso que Dios sabrá recompensar.
En tiempos mas remotos este proceso se iniciaba el miércoles de ceniza, en que todos los penitentes, digámoslo del ultimo año, eran revestidos con una túnica de lino de saco y se les regaba cenizas, por todo el cuerpo y debían presentarse públicamente con este trajecito por cuarenta días, imagínese en el día de hoy, presentándose en miércoles de ceniza a julana de tal…, y la señorita esta… y al señor Dn… y a julano y sultano, y al jefe de… y a el dueño de… todos haciendo una fila en la iglesia para que lo revistan de lino de saco y le rieguen ceniza… seria un chiste, porque o vamos todos o no va nadie.
Supongo que de este razonamiento nació el carnaval de Rio. Claro, si todos vamos a ser vestidos como penitentes o apuntados como penitentes, entonces démonos 5 días de fiesta y desenfreno y hagamos samba canuta, si total la imposición va a ser la misma. Porque para los que no lo saben, el carnaval de Rio, se celebra cada año los 5 días previos a miércoles de ceniza, y se supone que para el día miércoles los brasileños comienzan una vida de absoluto arrepentimiento y penitencia, claro que su propósito dura solo hasta el próximo carnaval.
La iglesia a cambiado, pero normalmente en su forma, sin embargo su esencia sigue allí, inalterable, y una de sus grandes fuentes de sabiduría es precisamente la tradición, por ello aunque no entendamos muchas cosas o aunque nos parezcan absurdas o contrarias a nuestros tiempos, siguen teniendo una sabiduría y una esencia especial que quienes tenemos una fe madura lo reconocemos como una gracia de Dios.
Pero a que nos llama la iglesia hoy en esta cuaresma, indudablemente que el primer llamado es a reconocerse pecador, reconocer que nos somos perfectos, y aunque muchas veces nos subimos por el chorro, seguimos siendo simples mortales que cometemos muchos errores y solo creemos o aparentamos ser mejores que otros. Nos llama a arrepentirnos, es decir, a no hacerlo, ha desechar totalmente la idea, si yo me arrepiento de cruzar un río, simplemente no lo cruzo mas, si yo digo, esperare a que traiga menos agua, entonces no me estoy arrepintiendo solo lo estoy postergando. A que mas nos llama la iglesia, a confesarnos, pues aunque nosotros no digamos ni publica ni privadamente nuestras faltas, todo mundo se entera, sino pregunten por un vecino cualquiera, y van a ver que todo el mundo esta enterado de su vida, menos el vecino. Y por ultimo a reparar el daño realizado con nuestras faltas, aunque muchas veces no podamos reparar ese daño precisamente en la persona dañada, siempre habrá un hermano nuestro cercano en quien reparar nuestras falta, el problema es que normalmente no reparamos nada, y nos vamos campantes por la vida celebrando nuestras hazañas, como trofeos de guerra, como reductores de cráneo con las cabezas sangrantes en nuestras manos y nos olvidamos del hermano, o no reconocemos al hermano. Si cada vez que hacemos una estupidez tuviéramos la conciencia de reparar la falta y por ello, diéramos una limosna, regaláramos un pan, entregáramos una vestimenta, ayudáramos a un vecino, de seguro no habría hambre, no habría pobreza, no habrían muchas de las necesidades que vemos a diarios, pues nuestro pecado son tantos que bastaría y sobraría para reparar todas nuestras necesidades.
Pero en la iglesia antigua no quedaba el rito en el lino y la ceniza, sino que el sábado santo, para la misa de gloria, el penitente era despojado de su vestidura de penitente y se le revestía de seda blanca y se le recibía con la mejor fiesta y la mayor alegría, pues este hermano era redimido y perdonado por todos sin excepción. Y nunca mas se acordaban de su pasado. Pero hoy en día el hermano que yerra, el hermano que cae, aunque se arrepienta mil veces sigue condenado para siempre. por eso creo que este no es un tiempo solo para meditar, sin que para cambiar, y si no podemos cambiar colectivamente, al menos hagamos un esfuerzo personal y tratemos de cambiar nosotros. Ese ya es un primer paso que Dios sabrá recompensar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)