ETELVINO AGUILA OJEDA.-
El problema de los perros vagos no es nuevo, por el contrario desde que yo tengo memoria a existido y nunca se ha solucionado realmente. Que perreras municipales, estricnina, veneno de diferentes tipos, muerte asistida con inyecciones, esterilización de hembras, castraciones, adopciones, protectora de los animales y cuantas medidas se puedan inventar, al parecer van destinadas al fracaso.
El problema está en que no son los perros los del problema, sino que son las personas ellos lo crean, lo viven, lo sufren, lo sienten y lo masifican y magnifican.
Si vamos al origen del los perros, perfectamente nos podemos dar cuenta que en la naturaleza normalmente no abundan convirtiéndose en las verdaderas plagas que vemos en nuestras ciudades, por el contrario, están muy acotados y si bien cazan en jauría, estas no son tan grandes como uno podría creer, mas bien son funcionales, están diseñadas para el tipo de perro y el tipo de caza. Esto es posible verlos en cualquiera de las razas de perros salvajes, vasta ver un documental.
Si tuviéramos la posibilidad de ver una jauría en nuestras tierras, cosa muy poco probable, de seguro no seria muy grande y solo seria funcional, se disgregaría rápidamente, lo que pasó en Chaitén después del volcán, cuando los perros abandonados se organizaron en manadas para cazar. Volvieron los habitantes y desaparecieron las manadas.
Si tratamos de identificar a los perros vagos de nuestra ciudad se podrán dar cuenta que hay bastantes perras que se cruzan normalmente con los perros, y ustedes ¿han visto alguna vez a alguna perra con sus cachorros vagando?, es mas si estos perros son vagos, ¿han visto alguna vez alguna camada de perros en los matorrales o en los espinales que circundan la ciudad?, al menos yo nunca he tenido la suerte. En definitiva no hay cachorros vagos, solo perros vagos, cada vez que una de estas perras produce una camada, al parecer sobran los interesados en proteger y criar estos perritos, y entonces ¿cuando se hacen vagos?
Normalmente son las personas las que abandonan sus perros cuando crecen o cuando envejecen, claro, ya no son tan bonitos, ni tan mansitos, ni tan cariñosos y le comenzamos a encontrar tantas faltas que al final simplemente lo abandonamos y después aunque pasemos cien veces por delante ni siquiera parecemos acordarnos de nuestro perro, pero la verdad es que es nuestro, es el mismo cachorro que criamos, que mal enseñamos, que mal acostumbramos y que después desechamos sin siquiera preocuparnos porque es un perro viejo.
Pero el problema de los perros vagos es una realidad, se convierten en un peligro por las enfermedades que transmiten, por su agresividad, porque como nosotros tienen que comer y son carnívoros, no pastan, por tanto cualquier cosa que se mueva y tenga sangre es comida para ellos, eso nos incluye, porque nosotros también podemos ser su cena, además ellos hacen sus necesidades y como nosotros lo echamos a la calle, pues en ella viven, crecen, comen, se reproducen y defecan. Calbuco esta lleno de mierda por todos lados, y aunque a los españoles les encanta pisar mierda porque dicen que les trae buena suerte, a los calbucanos no, a nosotros nos molesta, nos carga el olor y nadie se siente feliz, ni con su suerte, ni con la mierda en los zapatos, ni con los perros vagos en la calle.
Yo creo sinceramente que esta epidemia solo se terminara cuando cada cachorro al momento de nacer y de encontrar un dueño, se le implante un chip identificando a su dueño, de tal modo que con el tiempo, cuando convierta a su cachorro en perro vago, la municipalidad o la autoridad sanitaria o la protectora de animales, pueda leer el nombre del dueño del perro y aplicar severas multas por la tenencia irresponsable de mascotas. Creo que si la municipalidad hace un esfuerzo en ese sentido, el ministerio de salud, los veterinarios y los dueños de perras reproductoras, en un plazo no superior a 10 años se puede superar el problema, porque la vida de un perro no pasa de los 12 años y muchos de los vagos que andan hoy no sobrevivirán masa allá de tres o cuatro años, son los nuevos vagos sin identificar los que perduraran, pero si comenzamos ahora a identificar, en un plazo relativamente corto tendremos a quien responsabilizar y obligar a sacar a su linda mascota de la calle.
Creo que este esfuerzo es mas productivo y es una buena inversión a la larga para una ciudad, en la que bien vale la pena invertir recursos, incluido los recursos del estado que muchas veces se usan en programas que nunca han llegado a subsanar el problema de los perros vagos y la tenencia tan irresponsable de mascotas.
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