El yoco si bien es cierto es el resultado de
un reitimiento, no tiene nada que ver el uno con el otro, aunque sean
congruentes.
Es decir, mientras el reitimiento corresponde
a una faena campesina, a un trabajo especifico, el faenamiento de un cerdo, el
“yoco”, producto del reitimiento corresponde exclusivamente a una “función
social”, a una fraternidad entre parientes, comunidad o familiares.
Se han hecho estudios en Chiloé en donde algunas comunidades mantenían un
sistema de “yoco comunitario” en donde una serie de vecinos de un sector o
comunidad, celebraban una fiesta religiosa, un “santo” o una “fiesta patronal”
y para ello destinaban un cerdo que se hacia todo yoco y este yoco se hacia
llegar a todas las familias de esa comunidad, ricos o pobres. Parientes o
conocidos, amigos o enemistados, todos recibían su yoco, y de este modo todas
las familias, por lo menos una vez al mes podían comer carne y productos ricos
en proteínas derivados de esta, pues era seguro que unas vez al mes al menos
recibirían un yoco de alguien, esto era tremendamente importante para las
familias de extrema pobreza, pues no solo ayudaba a su sustento sino que muchas
veces este yoco era un poquito mas grande para ellos, cuando se podía y así
podían asegurar su subsistencia. Aparentemente este sistema lo organizaron los
jesuitas mas de 400 años atrás, de tal modo que para junio por ej.: se
celebraba san Juan (24 de junio) entonces quien hacia “yoco” era Dn. Juan
Barría y esta familia Barría seguía
celebrando por siempre san Juan, mantenían el nombre de generación en
generación y siempre entonces se celebraba san Juan en la familia Barría, ellos
organizaban la novena con el fiscal de
la comunidad y el día de san Juan se hacia el remate con yoco y si una familia
no llegaba, sin importar la razón. Se le hacia llegar su yoco igual, con los
vecinos que participaban del la novena o se enviaba a un emisario especialmente
para que entregue el yoco.
En
junio le tocaba el turno a la Sra. Carmen Mansilla, quien por supuesto
organizaba la fiesta y novena de Ntra. Sra. Del Carmen (16 de julio), en Agosto
le llagaba el turno a Dn. Ramón Andrade (san. Ramón 30 de agosto) y así
sucesivamente mes a mes se buscaba un
santo apropiado y se asignaba a una familia para que lo celebre año a año.
Mas
tarde por diferentes razones esta costumbre se fue perdiendo, y se dejaron de
celebrar los santos con sus respectivos yoco, pero el yoco se mantuvo entre
parientes y amigos cercanos, así cada familia se esmeraba en engordar un cerdo,
`para una vez al año hacer un yoco con sus mas cercanos, así las familias mas
queridas siempre recibían muchos yoco, quien
no esperaba un yoco de sus
padres, de un tío querido, de sus padrinos, de su vecino amigo, de un hermano-
y así como algunos salían de estos yoco otros entraban generando un circulo y
manteniendo la tradición, aunque solo sea en la parte del reitimiento y yoco,
para ir dejando de a apoco de lado el
sentido religioso de fraternidad y caridad cristiana con los mas
necesitados. Así cada cual se esmeraba dentro de sus posibilidades en engordar
su cerdito, para invitar también él con un yoco a sus seres queridos, a sus
mejores amigos.
También
dentro de este esquema se celebraron las fiestas patronales o religiosas por lo
que no era raro que un yoco este relacionado con un santo, un san José, san Juan,
san Antonio, las Carmen, las tránsitos, Sta. Marta, Sta. Cecilia o Sta. Ana y
tantos otros que la familia o comunidad
celebraba, muchos de estos santos fueron adquiridos por las mismas familias y
depositados en las capillas donde esta
misma familia velaba por su mantención, de donde mas tarde se derivaron
las patronas de Santos. Que hoy persisten en las comunidades rurales.
Hay
que considerar que estamos hablando de otros tiempos, en que el dinero no lo
era todo. Cuando los vecinos compartían y se ayudaban mutuamente. Cuando se
pedían o intercambiaban días de trabajo, se
prestaban una taza de azúcar o un plato de harina, cuando se iba al
molino y se dejaba la “ molienda” , cuando se buscaba a la vecina para un día
de trabajo en la huerta y se le pagaba
con azúcar, yerba, pan, carne, papas y cuanto esta vecina mas necesitada
pudiera necesitar. Cuando no era necesario ir al pueblo especialmente
por un poco de azúcar o un litro de agua, cuando nuestra existencia no dependía
del supermercado.
El
yoco en este esquema representaba un gran signo de unidad, de cariño, de
amistad, de respeto, de solidaridad. En resumen de “profunda humanidad”, un
buen yoco, no era un plato como muchos creen, era un canasto que contenía
sopaipillas saladas y dulces, chicharrones, milcaos fritos, tragua o cuero de chancho, prietas de
coles,(no de sangre) carne fresca, y en algunas zonas también se incluía pan,
este variaba entre pan con chicharrones, pan de sangre condimentado, o pan blanco
normal.
Resumiendo,
el yoco entonces se desprendía del
reitimiento, pero el reitimiento es la
faena, el trabajo con el cerdo el buscar el mejor aprovechamiento de los productos y
subproductos del faenado del cerdo, mientras que el yoco es el gesto de regalar, de convidar parte de
esta faena agrícola a un familiar, a un
amigo o a alguna persona necesitada, cosa que era normal ayudar al necesitado,
ahora somos todos independientes, no necesitamos a nadie, no conocemos a una
familia necesitada, todos aparentan tener, y el yoco solo paso a ser un plato
de comida que se vende en una fiesta típica o folklórica.
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