viernes, 10 de julio de 2015

FISCALES Y PATRONES, TRADICIÓN RELIGIOSA DE CHILOÉ (parte uno)



fiscal de "la Campana-Calbuco"


                Me he dado cuenta que no he publicado ningún articulo sobre fiscales y patrones, una tradición tan antigua y arraigada en el pueblo chilote y en todo el sur de Chile. Pero tengo un libro sobre ellos.-
El año 2014 fueron declarados  tesoros vivos de la humanidad a la “COFRADÍA DE FISCALES Y PATRONES DE CALBUCO”, recibieron  este importante reconocimiento  de manos del  presidente de le república en la moneda.  Pero aun así no hay mayor conocimiento de ellos en el país,  sin embargo en nuestra zona son muy conocidos, queridos y respetados.
En la década del 70 llegaron a mis manos unos manuscritos de sacerdotes jesuitas que atendían diferentes parroquias de la Antigua Diócesis de Ancud, la que en un principio abarcaba  desde Entre Lagos por el norte hasta Punta Arenas por el sur, incluido el sur de argentina (Bariloche, Rio Gallegos, Ushuaia) y en ella se relataban datos muy importantes  de los fiscales y patrones de Chiloé,  considerados así porque quienes los instruyeron y los instauraron en las diferentes comunidades fueron los sacerdotes jesuitas   en una escuela evangelizadora que llamaron  las “misiones Circulares o Circundantes de Chiloé”  cuyas casas principales estaba ubicadas en la Isla de Chiloé en Castro y Achao  territorio  en aquel entonces considerado español,  pero desde allí salían los sacerdotes misioneros a todo el territorio insular y continental incluido allende los andes.
Cada  misión duraba entre 9 y 15 días, y en este lapso  se organizaba la comunidad, se realizaban, los bautizos y matrimonios  y se hacia la inscripción o censo de la comunidad, llevándose un registro de los que nacían, (bautizados) de los que morían, (misa de difuntos) de los que se casaban (matrimonios) y de todo lo que hiciese falta para la marcha de la comunidad. Se registraban y amonestaban a los mal vividores  (robos de ganado, borracheras, clandestinos,  etc.)  Todo esto se conservaba en el libro de historial. Pero lo mas importante era nombrar e instruir a un fiscal y a un patrón para esa comunidad y si lo había, pedirle la rendición de cuentas  a cada uno de ellos.
El fiscal es la persona, encargada por el sacerdote para presidir esa comunidad, celebrar sus bautismos y sus defunciones, asistir a los enfermos  y mantener la paz y las buenas costumbres  entre sus habitantes. Mientras que el patrón se  encargaba de la parte económica, cobrara  ofrendas, diezmos y primicias, cuidaba los bienes de la iglesia y el cementerio, administraba las velas y otros bienes  que la comunidad `pudiese entregar a la iglesia y si no podía hacerlo llegar a la casa del párroco, cuando este llegaba en misión entregaba y daba cuenta de la administración de estos bienes.
Estamos hablando que esta tradición partió, por allá por el 1600, es decir 400 años atrás,  no había estado ,no había  gobierno, no había nada, la iglesia era la única “instancia legal” reconocida por los españoles  y como tal hacia y desasía  y esto se consideraba, normal, legal y bueno. Al llegar a Chiloé y establecerse en Castro y Achao, comenzaron de inmediato la evangelización de los pueblos, esa era la razón de venir a esta parte del mundo, a “bautizar moros”, como se decía y moro era todo aquel no bautizado y no creyente en esta nueva religión, seguramente como un resabio de las guerras de los españoles y la ocupación bizantina de Europa. Lo curioso era que nosotros no teníamos nada que ver con la cultura morisca, sin embargo se establecieron  cementerios  donde se destinaba un sector para sepultar a los “moros” cosa que perduro hasta  unos cien años atrás. Pero al adentrarse en la geografía de Chiloé, tanto continental como insular se encontraron con muchas pequeñas comunidades, autosuficientes  y muy dóciles, que no solo escuchaban y aceptaban sus pláticas, sino que además aceptaban como tal suyas esta nueva religión. Pero el problema era que la difícil situación geográfica y climática no pretermitía una  pronta y segura visita, y muchas veces ni siquiera estaban seguros si podrían algún día  volver a estas comunidades. Y para solucionar esto, establecieron  lo que se llamó las MISIONES CIRCULARES  O CIRCUNDANTES DE CHILOÉ, gran obra evangelizadora solo comparada con las MISIONES  del chaco en Paraguay.  Estas consistían en que se establecía una especie de ruta, de comunidad en comunidad, y cada sacerdote que salía a misionar, tomaba una de estas rutas y la seguía en estricto orden, entonces  si esta semana misionaba en una comunidad determinada, la próxima semana  le tocaba a la comunidad siguiente de la ruta, así se hacían llegar los recados, se preparaba la comunidad, se avisaba a los habitantes para que cada uno arregle y participe de esta actividad, se procuraba que al menos una vez al año pase una misión, pero habían comunidades que podían pasar varios años sin la visita de un sacerdote, entonces cobraba especial importancia los fiscales, pues en el lapso de una misión a otra,  podían haber muchos nacimientos, muchos fallecidos, nuevos matrimonios, nuevos problemas y necesidades entre los vecinos,  entonces el fiscal era la persona que debía solucionar estos problemas en nombre de la iglesia, para ello el sacerdote elegía como fiscal a la persona  mas apreciada de la comunidad la de mayor respeto y sin malas costumbres, se le cristianizaba, se le adoctrinaba , se le instruía (especialmente en forma oral, pues la gran mayoría no sabían escribir) , especialmente en como bautizar, como rezar con su comunidad, como asistir a los enfermos y moribundos y como realizar las exequias,  además debía aconsejar a las parejas que decidían vivir juntas  y formar un  nuevo hogar, los que eran casados en la próxima misión y además tenia que intervenir en los problemas de los vecinos  para evitar males mayores lo que se conoció mas tarde como jueces de paz, pero también debía estar presente  en las determinaciones de la comunidad, como en hacer caminos, puentes, iglesias, escuelas, etc.
El bautismo se realizaba normalmente en la casa, y se le advertía a los padres que debían “completar” el bautismo “para la misión”, así el sacerdote  en tiempo de misión colocaba el crisma y tomaba todos los datos del bautizado para registrarlo en el libro de bautismo correspondiente, para los fallecidos, el fiscal debía asistirlos cuando estaban enfermos, llegaba a rezar  con ellos para prepararlos a “bien morir” y luego  rezaba las tres noches de velorio, y la novena de difuntos. Para la misión debía dar cuenta al sacerdote de cuantos habían fallecidos. Y una de las misas de las misión se hacia  en memoria de los nuevos difuntos desde la ultima misión, así se hacían llegar a los familiares y con ellos el sacerdote tomaba la información  necesaria para inscribir al  difunto en los libros,  también el fiscal debía dar cuenta de los  “amancebados”, (a= con, unido a y mancebo= joven fuerte, trabajador) entonces estos eran unidos en santo matrimonio. Todos los matrimonios se hacían en un mismo día, el sacerdote asignaba padrinos si estos no lo tenían  y luego todos celebraban estos nuevos matrimonios en la  “casa ermita”, con una agradable comida  sin mucho trago para no hacer enojar al curita, aunque después la seguían en sus propias casas.
Así una vez tomada toda la información, esta se llevaba a la parroquia que corresponda y se  pasaba a los respectivos libros  los bautismos,  matrimonios y defunciones, mientras que en un  poco conocido libro llamado “status animorum” se consignaban muchos datos útiles de la población, de sus movimientos  estadísticos, de sus problemas , avances o retrocesos,  como de datos  atribuidos a vecinos,  y que con seguridad eran entregados por el fiscal   como  abigeatos, crímenes, suicidios , clandestinos y otras “faltas” que el sacerdote consignaba con la frese “se dice que: “ y en ella se daban a conocer, familias o personas que habrían estado involucradas en estas  faltas, pero como simples supuestos. Estos datos eran muy importantes para que el sacerdote, en esta u otra misión en lo sucesivo preparara las  pláticas para  amonestar a los fieles y dirigirlos por el buen camino, “cura de almas”
De aquí la importancia de los fiscales, por años, ellos fueron  el alma y la conciencia recta de las comunidades, jugaron un tremendo rol en el nacimiento de muchos pueblos y villas, y se transformaron en el soporte básico para la iglesia de Chiloé, iglesia que tenia un territorio que abarcaba desde Entre Lagos por el norte hasta Punta Arenas por el sur. Luego así como fueron creciendo las comunidades y comenzaron a ser atendidos por curas residentes, los fiscales ya no hacían falta y comenzaron a desaparecer poco a poco quedando reducidos  solo a las parroquias de la diócesis de Chiloé, y a la parte sur de la actual diócesis de Puerto Montt , (desmembrada de Chiloé) habiéndose mantenido en forma muy particular en Calbuco con un sello de autenticidad y religiosidad  especial  que le valió a la cofradía  San Juan bautista de Calbuco (fiscales y patrones) ser nombrados tesoros vivos de la humanidad  y no a los fiscales de Chiloé que es donde se supone tienen su origen-
Los fiscales hoy en día se encuentran plenamente vigentes en prácticamente todas las parroquias de Chiloé, y en muchas parroquias de la diócesis de Puerto Montt, como Calbuco, Maullín,  Carelmapu,   Angelmó, Huar , Cochamó y Hornopiren. Y aunque las condiciones han cambiado  dramáticamente ellos siguen siendo lideres y referentes principales de sus comunidades,  mantienen la tradición del rosario y de las novenas, siguen asistiendo a los enfermos  y ayudan en este difícil trance del “bien morir” , con una liturgia propia, en gran medida al menos en Calbuco son ministros de comunión, nombrados oficialmente por el Arzobispo  Arquidiocesano, por tanto no solo celebran la liturgia dominical s/S, sino que además reparten la comunión entre sus fieles. Con bastante regularidad celebran funerales y todavía bautizan de emergencia cuando se hace necesario.
Están presente en todas las celebraciones que se realizan en sus capillas y  en la mayoría de las fiestas parroquiales de importancia, se distinguen porque  normalmente en la mayoría de las parroquias usan una banda terciada  de diferentes colores, similares a la estola del diacono, con un circulo que señala que es fiscal y la parroquia que representa. Esta banda va directamente sobre su ropa de calle o civil. Y en momentos o festividades solemnes sostiene en sus manos la “cruz del fiscal”, una cruz alta  de madera, generalmente cruzada en sus tres extremos superiores formando pequeñas cruces. El fiscal principal de cada capilla se denomina “fiscal mayor” y el segundo fiscal de denomina  “sotafiscal” , si hay mas estos se denominan “segundo, tercero, o cuarto sotafiscal”, entre los fiscales se  nombre  al “procurador” (esto es solo en Calbuco) que hace de superior de todos los fiscales y entre muchas de sus actividades debe presidir toda la novena  de la fiesta de los indios caciques, las actividades religiosas desarrolladas en honor a San Miguel, entre ellas la misa mas  linda y solemne  conocida como misa de la aurora, en que al toque de campanas a las 6.30  de la mañana todas las comunidades presentes  incluido los sacerdotes presentes se dirigen a la casa del “procurador”  y lo van a buscar, para luego en peregrinación dirigirse al templo principal  donde comienza la celebración de la fiesta de san miguel con la primera misa de la aurora, luego vendrán varias celebraciones mas, y termina con la  procesión y la despedida de las imágenes con el batido de banderas a cargo de los patrones mayores. Es aquí donde se hace mas patente  la pertenecía del pueblo a sus ancestros pues se puede comparara a cada comunidad con su fiscal a una reducción  con su toqui, y al procurador, como el gran cacique del pueblo  reunido.

En Calbuco tienen mucha vigencia y responden a tradiciones propias, entregadas por los mas de 400 años de historia  y por la propia historia de Calbuco, siendo una de sus fiestas principales “ la fiesta de los indios caciques” que se celebra durante una semana y finaliza el domingo de la Asención del Señor,  donde cada fiscal peregrina  con su comunidad y con sus santos patronos a la parroquia donde celebran a diario la novena del Arcángel San Miguel, finalizando la fiesta con una gran procesión, con todas las imágenes  y con una despedida solemne a cargo de los patrones ( ver articulo siguiente) en un tradicional batido de banderas.

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