Me he dado cuenta que no he
publicado ningún articulo sobre fiscales y patrones, una tradición tan antigua
y arraigada en el pueblo chilote y en todo el sur de Chile. Pero tengo un libro
sobre ellos.-
El año 2014 fueron
declarados tesoros vivos de la humanidad
a la “COFRADÍA DE FISCALES Y PATRONES DE CALBUCO”, recibieron este importante reconocimiento de manos del
presidente de le república en la moneda.
Pero aun así no hay mayor conocimiento de ellos en el país, sin embargo en nuestra zona son muy
conocidos, queridos y respetados.
En la década del 70 llegaron a
mis manos unos manuscritos de sacerdotes jesuitas que atendían diferentes
parroquias de la Antigua Diócesis de Ancud, la que en un principio
abarcaba desde Entre Lagos por el norte
hasta Punta Arenas por el sur, incluido el sur de argentina (Bariloche, Rio Gallegos, Ushuaia) y en ella se relataban datos muy importantes de los fiscales y patrones de Chiloé, considerados así porque quienes los
instruyeron y los instauraron en las diferentes comunidades fueron los
sacerdotes jesuitas en una escuela
evangelizadora que llamaron las
“misiones Circulares o Circundantes de Chiloé”
cuyas casas principales estaba ubicadas en la Isla de Chiloé en Castro y
Achao territorio en aquel entonces considerado español, pero desde allí salían los sacerdotes
misioneros a todo el territorio insular y continental incluido allende los
andes.
Cada misión duraba entre 9 y 15 días, y en este
lapso se organizaba la comunidad, se realizaban,
los bautizos y matrimonios y se hacia la
inscripción o censo de la comunidad, llevándose un registro de los que nacían,
(bautizados) de los que morían, (misa de difuntos) de los que se casaban
(matrimonios) y de todo lo que hiciese falta para la marcha de la comunidad. Se
registraban y amonestaban a los mal vividores
(robos de ganado, borracheras, clandestinos, etc.) Todo
esto se conservaba en el libro de historial. Pero lo mas importante era nombrar
e instruir a un fiscal y a un patrón para esa comunidad y si lo había, pedirle
la rendición de cuentas a cada uno de
ellos.
El fiscal es la persona,
encargada por el sacerdote para presidir esa comunidad, celebrar sus bautismos
y sus defunciones, asistir a los enfermos y mantener la paz y las buenas costumbres entre sus habitantes. Mientras que el patrón
se encargaba de la parte económica,
cobrara ofrendas, diezmos y primicias,
cuidaba los bienes de la iglesia y el cementerio, administraba las velas y
otros bienes que la comunidad `pudiese
entregar a la iglesia y si no podía hacerlo llegar a la casa del párroco, cuando
este llegaba en misión entregaba y daba cuenta de la administración de estos
bienes.
Estamos hablando que esta
tradición partió, por allá por el 1600, es decir 400 años atrás, no había estado ,no había gobierno, no había nada, la iglesia era la
única “instancia legal” reconocida por los españoles y como tal hacia y desasía y esto se consideraba, normal, legal y bueno.
Al llegar a Chiloé y establecerse en Castro y Achao, comenzaron de inmediato la
evangelización de los pueblos, esa era la razón de venir a esta parte del
mundo, a “bautizar moros”, como se decía y moro era todo aquel no bautizado y no
creyente en esta nueva religión, seguramente como un resabio de las guerras de
los españoles y la ocupación bizantina de Europa. Lo curioso era que nosotros no
teníamos nada que ver con la cultura morisca, sin embargo se establecieron cementerios
donde se destinaba un sector para sepultar a los “moros” cosa que
perduro hasta unos cien años atrás. Pero
al adentrarse en la geografía de Chiloé, tanto continental como insular se
encontraron con muchas pequeñas comunidades, autosuficientes y muy dóciles, que no solo escuchaban y aceptaban
sus pláticas, sino que además aceptaban como tal suyas esta nueva religión.
Pero el problema era que la difícil situación geográfica y climática no pretermitía
una pronta y segura visita, y muchas
veces ni siquiera estaban seguros si podrían algún día volver a estas comunidades. Y para solucionar
esto, establecieron lo que se llamó las
MISIONES CIRCULARES O CIRCUNDANTES DE CHILOÉ,
gran obra evangelizadora solo comparada con las MISIONES del chaco en Paraguay. Estas consistían en que se establecía una
especie de ruta, de comunidad en comunidad, y cada sacerdote que salía a
misionar, tomaba una de estas rutas y la seguía en estricto orden,
entonces si esta semana misionaba en una
comunidad determinada, la próxima semana
le tocaba a la comunidad siguiente de la ruta, así se hacían llegar los
recados, se preparaba la comunidad, se avisaba a los habitantes para que cada
uno arregle y participe de esta actividad, se procuraba que al menos una vez al
año pase una misión, pero habían comunidades que podían pasar varios años sin
la visita de un sacerdote, entonces cobraba especial importancia los fiscales,
pues en el lapso de una misión a otra,
podían haber muchos nacimientos, muchos fallecidos, nuevos matrimonios,
nuevos problemas y necesidades entre los vecinos, entonces el fiscal era la persona que debía
solucionar estos problemas en nombre de la iglesia, para ello el sacerdote
elegía como fiscal a la persona mas
apreciada de la comunidad la de mayor respeto y sin malas costumbres, se le
cristianizaba, se le adoctrinaba , se le instruía (especialmente en forma oral,
pues la gran mayoría no sabían escribir) , especialmente en como bautizar, como
rezar con su comunidad, como asistir a los enfermos y moribundos y como
realizar las exequias, además debía
aconsejar a las parejas que decidían vivir juntas y formar un
nuevo hogar, los que eran casados en la próxima misión y además tenia
que intervenir en los problemas de los vecinos
para evitar males mayores lo que se conoció mas tarde como jueces de
paz, pero también debía estar presente
en las determinaciones de la comunidad, como en hacer caminos, puentes,
iglesias, escuelas, etc.
El bautismo se realizaba
normalmente en la casa, y se le advertía a los padres que debían “completar” el
bautismo “para la misión”, así el sacerdote
en tiempo de misión colocaba el crisma y tomaba todos los datos del
bautizado para registrarlo en el libro de bautismo correspondiente, para los
fallecidos, el fiscal debía asistirlos cuando estaban enfermos, llegaba a
rezar con ellos para prepararlos a “bien
morir” y luego rezaba las tres noches de
velorio, y la novena de difuntos. Para la misión debía dar cuenta al sacerdote
de cuantos habían fallecidos. Y una de las misas de las misión se hacia en memoria de los nuevos difuntos desde la
ultima misión, así se hacían llegar a los familiares y con ellos el sacerdote
tomaba la información necesaria para
inscribir al difunto en los libros, también el fiscal debía dar cuenta de los “amancebados”, (a= con, unido a y mancebo=
joven fuerte, trabajador) entonces estos eran unidos en santo matrimonio. Todos
los matrimonios se hacían en un mismo día, el sacerdote asignaba padrinos si
estos no lo tenían y luego todos
celebraban estos nuevos matrimonios en la
“casa ermita”, con una agradable comida
sin mucho trago para no hacer enojar al curita, aunque después la
seguían en sus propias casas.
Así una vez tomada toda la
información, esta se llevaba a la parroquia que corresponda y se pasaba a los respectivos libros los bautismos, matrimonios y defunciones, mientras que en
un poco conocido libro llamado “status
animorum” se consignaban muchos datos útiles de la población, de sus
movimientos estadísticos, de sus
problemas , avances o retrocesos, como
de datos atribuidos a vecinos, y que con seguridad eran entregados por el
fiscal como abigeatos, crímenes, suicidios , clandestinos
y otras “faltas” que el sacerdote consignaba con la frese “se dice que: “ y en
ella se daban a conocer, familias o personas que habrían estado involucradas en
estas faltas, pero como simples
supuestos. Estos datos eran muy importantes para que el sacerdote, en esta u
otra misión en lo sucesivo preparara las
pláticas para amonestar a los
fieles y dirigirlos por el buen camino, “cura de almas”
De aquí la importancia de los
fiscales, por años, ellos fueron el alma
y la conciencia recta de las comunidades, jugaron un tremendo rol en el nacimiento
de muchos pueblos y villas, y se transformaron en el soporte básico para la
iglesia de Chiloé, iglesia que tenia un territorio que abarcaba desde Entre
Lagos por el norte hasta Punta Arenas por el sur. Luego así como fueron
creciendo las comunidades y comenzaron a ser atendidos por curas residentes,
los fiscales ya no hacían falta y comenzaron a desaparecer poco a poco quedando
reducidos solo a las parroquias de la
diócesis de Chiloé, y a la parte sur de la actual diócesis de Puerto Montt ,
(desmembrada de Chiloé) habiéndose mantenido en forma muy particular en Calbuco
con un sello de autenticidad y religiosidad
especial que le valió a la
cofradía San Juan bautista de Calbuco
(fiscales y patrones) ser nombrados tesoros vivos de la humanidad y no a los fiscales de Chiloé que es donde se
supone tienen su origen-
Los fiscales hoy en día se
encuentran plenamente vigentes en prácticamente todas las parroquias de Chiloé,
y en muchas parroquias de la diócesis de Puerto Montt, como Calbuco,
Maullín, Carelmapu, Angelmó, Huar , Cochamó y Hornopiren. Y
aunque las condiciones han cambiado
dramáticamente ellos siguen siendo lideres y referentes principales de
sus comunidades, mantienen la tradición
del rosario y de las novenas, siguen asistiendo a los enfermos y ayudan en este difícil trance del “bien
morir” , con una liturgia propia, en gran medida al menos en Calbuco son
ministros de comunión, nombrados oficialmente por el Arzobispo Arquidiocesano, por tanto no solo celebran la
liturgia dominical s/S, sino que además reparten la comunión entre sus fieles. Con
bastante regularidad celebran funerales y todavía bautizan de emergencia cuando
se hace necesario.
Están presente en todas las
celebraciones que se realizan en sus capillas y
en la mayoría de las fiestas parroquiales de importancia, se distinguen
porque normalmente en la mayoría de las
parroquias usan una banda terciada de
diferentes colores, similares a la estola del diacono, con un circulo que
señala que es fiscal y la parroquia que representa. Esta banda va directamente
sobre su ropa de calle o civil. Y en momentos o festividades solemnes sostiene
en sus manos la “cruz del fiscal”, una cruz alta de madera, generalmente cruzada en sus tres extremos
superiores formando pequeñas cruces. El fiscal principal de cada capilla se
denomina “fiscal mayor” y el segundo fiscal de denomina “sotafiscal” , si hay mas estos se denominan
“segundo, tercero, o cuarto sotafiscal”, entre los fiscales se nombre
al “procurador” (esto es solo en Calbuco) que hace de superior de todos
los fiscales y entre muchas de sus actividades debe presidir toda la
novena de la fiesta de los indios caciques,
las actividades religiosas desarrolladas en honor a San Miguel, entre ellas la
misa mas linda y solemne conocida como misa de la aurora, en que al
toque de campanas a las 6.30 de la
mañana todas las comunidades presentes
incluido los sacerdotes presentes se dirigen a la casa del
“procurador” y lo van a buscar, para
luego en peregrinación dirigirse al templo principal donde comienza la celebración de la fiesta de
san miguel con la primera misa de la aurora, luego vendrán varias celebraciones
mas, y termina con la procesión y la
despedida de las imágenes con el batido de banderas a cargo de los patrones
mayores. Es aquí donde se hace mas patente
la pertenecía del pueblo a sus ancestros pues se puede comparara a cada
comunidad con su fiscal a una reducción con su toqui, y al procurador, como el gran
cacique del pueblo reunido.
En Calbuco tienen mucha vigencia
y responden a tradiciones propias, entregadas por los mas de 400 años de
historia y por la propia historia de
Calbuco, siendo una de sus fiestas principales “ la fiesta de los indios
caciques” que se celebra durante una semana y finaliza el domingo de la
Asención del Señor, donde cada fiscal
peregrina con su comunidad y con sus
santos patronos a la parroquia donde celebran a diario la novena del Arcángel
San Miguel, finalizando la fiesta con una gran procesión, con todas las
imágenes y con una despedida solemne a
cargo de los patrones ( ver articulo siguiente) en un tradicional batido de
banderas.
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