miércoles, 15 de julio de 2009

¿ACCIDENTE MILAGROSO?



ETELVINO AGUILA OJEDA


Si tuviéramos que definir milagro, diría que es un hecho extraordinario, atribuible solo a Dios, sin embargo la palabra es mucho más común y se usa mucho mas que extraordinariamente.” Por milagro no subí al bus” “por milagro me habia bajado del bus” “por milagro no estaba en el bus”, para un solo hecho se usa la misma frase en formas diversas, intuimos algo superior pero lo expresamos casi como cotidiano. Como normal. Como algo sin importancia, que no nos alcanza para pensar en Dios como gestor de un milagro y más bien atribuimos a un hecho fortuito, casual, lógico. Sin importancia, repetitivo, muy humano, o muy mundano. pero milagro, lo que se llama milagro ¡no!.
Sin embargo ¿qué tan involucrado esta Dios en estos hechos cotidianos?, Será posible que algunos momentos especiales de nuestra vida sean solo producto de la casualidad, de la ley de Murfhy, de la voluntad humana, o de su inteligencia. O será que Dios algo tiene que ver con estos momentos.
Cada día en nuestra vida suceden muchos hechos cotidianos y algunos no tan cotidianos, para muchos de ellos le podemos anteponer la palabra milagro. Pero todos no suenen igual. “por milagro nomás gano el Colo Colo” “ por milagro alcance a llegar antes que se ponga a llover” “por milagro me quede dormida, sino hubiese ido en el bus que sufrió el accidente”, “por milagro llegue a casa a tiempo, tuve que partir inmediatamente con él al hospital”, “este es un milagro, me gane el kino”
Estas frases muchas veces no tienen nada que ver con milagros, sin embargo en otras hay una razonable duda, ¿Puede Dios utilizar el sueño (o la flojera) para liberar a alguien de un accidente?. Claro que puede, pero este debería ser un hijo predilecto, como José, levántate, toma tu burro y márchate con Maria y el niño.... es decir no todos los que se quedan dormidos por la mañana son como José... ¿Puede Dios indicar a la Sra.. Que debe volver a su casa para ayudar a un enfermo? Claro que puede, como en la parábola del buen samaritano que atiende al prójimo herido. Pero la señora copuchenta que se quedo
en la casa de la vecina, en vez de estar atendiendo al enfermo, se puede comparar con el buen Samaritano... Claro que no. Sin embargo los milagros son mucho más comunes y corrientes y Dios se vale de sus hijos para producirlos todos los días, y no precisamente de esos hijos extraordinarios, santos y buenos que con la mano extendida abren los mares como Moisés. Sino que muchas veces usa a estos hijos poco afortunados, medios complicados, copuchentos, flojos, quedados. Poco avispados, con una fe casi pagana, pero con fe al fin. Es decir personas comunes y corrientes, pero hijos suyos al fin. Esos como usted o como yo.
Por eso es sorprendente ver en los principales diarios “Milagro” “milagro”, “Dios era su copiloto”, no con la intención de dar a Dios lo que es de Dios y al Sr.. Bahamonde lo que es del Sr.. Bahamondes. Si no que con el deseo de hacer sensacionalismo y vender. Sin embargo ¿cuanto de milagro tubo el mas afortunado, que trágico accidente de la avioneta de Patagonia airlines...?. Yo diría que sí, mucho de milagro. Quien de verdad creía que habrían nueve sobrevivientes y un solo fallecido, nadie, solo sus familiares tenían la esperanza. Sin embargo allí estaban. Es cosa de imaginar, un solo árbol de los que crecen en esa zona es capaz de hacer añico a esa avioneta y enfrentarse con una selva completa a 300 k/h y prácticamente aterrizar con todos sus pasajeros vivos y solo el piloto mal herido, no es cosa humana. Nadie con cinco sentidos ni siquiera lo imaginaria. Sin embargo don Nelson pudo. ¿Cómo? Para los que tenemos fe “un milagro” intervención divina, mano de Dios, para los otros, milagro, pero por pericia del piloto, suerte, casualidad, fortuna.
Para los sobrevivientes, era cosa de escucharlos, solo daban gracias a Dios, para ellos fue un verdadero milagro, pero este milagro tenia nombre y apellido, don. Nelson Bahamonde, que se sacrifico hasta la muerte por sus pasajeros, que de un momento a otro se convirtieron en sus hermanos, y hasta el pobre animal, el perro se convirtió en un hermano, al estilo de San Francisco.
Eso es lo lindo y lo difícil de entender a Dios. Tus caminos no son mis caminos. Dios no hace las cosas como nosotros quisiéramos, ni se vale de las personas que nosotros quisiéramos, ni elige a los que nosotros queremos para mostrarle su rostro. Él siempre elige a la persona menos esperada, al hijo menos agraciado, al extraño, quizás para recordarnos que todo somos hijos de un mismo padre y que él sabe sacar buenos frutos desde donde él quiere. Por eso que no nos sorprenda tanto lo ocurrido en el accidente aéreo de la junta, lo que debe renovar nuestra capacidad de asombro es este Dios que siempre tiene una cartita bajo la manga para decirnos quines somos y quienes seremos.

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