viernes, 11 de septiembre de 2009

LA RUTA DEL OLOR


Etelvino Aguila Ojeda

Es de todos sabidos como han contribuido al progreso del rubro turísticos las “rutas”. En países mas “turindustrializados” que nosotros hay rutas para todo, pero algunas que nos suenan son por ejemplo, “las rutas del caribe”, “la ruta de la seda” , “la ruta de los faraones”, “ la ruta de los diamantes”, la ruta del vino en Francia , la ruta de la cerveza en Alemania, la ruta del queso en Holanda o la ruta de los molinos en ese mismo país. Pero la verdad es que esta es un moda a la que ningún país quiere escapar, y cada cual inventa sus propias rutas con el fin de atraer turistas para vender un servicio que beneficia a varios o a una actividad determinada.
En Chile no nos quedamos atrás y ya hay varias rutas bien establecidas, algunas muy agradables y bien constituidas y merecidas, y otras no tanto, pero no por eso hay que desmerecerlas. En Chile tenemos varias rutas del vino, el del valle Aconcagua por ejemplo, una ruta del pisco del valle de vicuña y Paihuano, pero tenemos otras como la ruta del queso, la ruta de la madera, la ruta de la costa, y muchísimas mas. Algunas con verdadera marca de origen y otras que entre ingenuidad y avivada de unos pocos que siempre están dispuestos a sacar tajada de donde se pueda y porque no del turista.
Lo que es una verdad es que si cualquier pueblo puede establecer una ruta de algo, de seguro sacara beneficios. Y los turistas llegaran por bien o por mal, pero serán atraídos.
Hace algunos días, el cielo no podía portarse mejor para los Calbucanos y muchos como yo salimos a solazarnos tranquilamente por la costanera, al poco andar un olor bastante característico comenzó a invadir el ambiente, hechas las averiguaciones del caso me enteré que el olor provenía del estancamiento de las aguas producidas por el pidraplen y que lamentablemente en algo contribuían además algunas empresas conserveras.
Entonces decidí aprovechar el hermosos día y tomando un vehículo emprendo la ruta hacia Puerto Montt, es una delicia recorrer lentamente los caminos y el paisaje maravilloso desde San Rafael, El Yale, pero antes de llegar a La Campana bruscamente debo cerrar mis ventanas, pues un fuerte olor a harina de pescado invade todo el ambiente, a esas alturas ya habíamos pasado el río tambor, así es que un poco mas allá bajar la velocidad nuevamente para disfrutar del aire puro y ya estoy llegando al empalme, pero nuevamente nos sorprende una oleada pestilente, intrigado por descubrir de donde provenía, distinguimos una alto de basura al otro lada de la carretera, un basural municipal que en poco tiempo se a convertido en montaña, así es que cerrar puertas y ventanas y acelerar el paso para pasar el mal rato, a poco andar nuevamente el ejercicio de bajar las ventanas para ventilar, pero nuevamente nos sorprende un olor quizás no tan penetrante pero olor al fin y les aseguro que no era a rosas, a esas altura ya cruzábamos el puente Gómez, subimos la cuesta y ya estamos en La Goleta, unos kilómetros mas y tenemos la planta de cemento a la vista y casi sin darnos cuenta una nueva bocanada de olores repelentes nos atacan , estamos pasando ya frente a la fabrica de cal un par de kilómetros mas y nuevamente nuestras ventanas se abren esta vez para recibir una linda bocanada de olores provenientes de redes y desperdicios de estas que provenían de unas instalaciones a la entrada a Monte Verde., pero para entonces que ya nos queda, solo acelerar nuevamente el paso y estamos en Puerto Montt. Pero ¡¡OH sorpresa!! Hemos descubierto la “ruta del olor” o mas bien la “ruta del mal olor” y yo me pregunto, si se venden tantas rutas y son tan atractivas, ¿nosotros no podemos tener La ruta del mal olor? Alo mejor hay un segmento importante de turistas nacionales y extranjeros que como nosotros parece gustar de estos olores fuertes, extraños, poco agradables, fétidos, penetrantes y alo mejor la hacemos de oro. Así no hacemos nada al respecto y le sacamos provecho a nuestra pasividad, a nuestra tolerancia, a nuestro conformismo , a nuestro poco respeto por el medio ambiente, a nuestra iniquidad, a nuestro poco compromiso con lo nuestro. A nuestra indiferencia, a nuestra falta de solidaridad a nuestro descuido, a nuestra poca educación, a nuestra nula prevención a nuestra bazofia y simplemente hagamos como ese viejo refrán que dice “si no puedes contra ellos, únetele”
Así es que estimados amigos, alternativa tenemos, o hacemos algo para erradicar o nos subimos al macho y comenzamos desde ya a proclamar las bondades de la ruta del mal olor, y desde ya podemos proclamar cosas como estas “ si gusta del mal olor, viaje de Calbuco a Puerto Montt” o “disfrute de ricas onces en Calbuco, el mal olor es regalo de la casa” o “visite Calbuco todo el año y disfrute del paisaje, del sol y del mal olor”
Bueno y quien sabe, alo mejor nos llenamos de turistas.-

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