domingo, 29 de agosto de 2010
DIOS NO LO QUISO.
Etelvino Aguila Ojeda
Yo no estaba ahí, había salido un minuto de la iglesia cuando gritos de espanto y carreras
frenéticas hacia la comisaría que queda a menos de media cuadra se cruzaron conmigo.
.¡¡mataron al padre en la misa!! ¡¡mataron al padre en la misa!!
Y parece que un mazazo sacudió mi cuerpo, y un mundo negro me rodeo por completo, mientras que un frío pesado y pegajoso ponía a temblar mis manos y mis piernas, ingrese nuevamente a la iglesia y ante tan dantesca escena no atine a nada, solo pude decir “Dios
mío”, luego volví a la calle para evitarle a mi señora tanto sufrimiento.-
Nuevamente ingreso a la iglesia corriendo, mientras a mi lado se suceden escenas de profundo dolor, llantos desesperados, y personas con crisis nerviosas, niños con histeria y madres desesperadas que tratan de ocultar a sus hijos el horrendo crimen que acaban de presenciar, yo sigo buscando a mi esposa y mientras me mezclo entre la gente de pronto levantan ante mi al homicida que carabineros lo esta sacando de entre la gente que lo tenia reducido.
A lo lejos solo veo el reguero de sangre, el cuchillo asesino y algunas personas que ya corren hacia el hospital con el sacerdote. Por fin me encuentro con mi esposa y sin saber que hacer nos sentamos a rezar en un asiento, mientras contemplo impresionado las escenas de dolor y desconcierto de lo feligreses que en abundante numero se encontraban en el templo.
Los acólitos y un ministro de comunión tratan de dirigir un poco en el desconcierto, hacen llamadas telefónicas y mientras algunos feligreses mas piadosos recogen desde el suelo hostias consagradas que se encontraban desparramadas por el suelo.
Carabineros se mueven por diferentes lados mientras tratan de proteger la escena del crimen, a todo esto en estos momentos ya se informaba que el sacerdote había salvado con vida y que la herida del cuello no había sido profunda pero si muy peligrosa y que existía riesgo de muerte. Mientras algunos intentan rezar y otros comentan con desesperación el horrible atentado, yo tomo una banca y con un carabinero tratamos de aislar la escena del crimen, rápidamente movemos otras bancas y tratamos de proteger de la mejor forma el lugar. Mientras el ministro entre atención del teléfono y dar ordenes perentorias trata de guardar el santísimo y purificar los copones en medio del llanto y del dolor de los fieles.
Transcurridos ya algunos minutos y mientras los feligreses se tranquilizan un poco, se pide desalojar la iglesia para no alterar la escena del crimen . Saliendo todos hacia el patio de la parroquia donde siguen las escenas de profundo dolor y desesperación.
Dios no quiso que ni yo ni me señora estemos allí en ese momento y se lo agradezco, pues hubiese sido demasiado dolor para soportarlo estoicamente. Tampoco quiso que el suicida lograra su propósito. yo había llegado recién de mi trabajo, y como la Santa Misa a esa hora ya va muy adelantada normalmente no me quedo a ella, solo paso un rato a rezar y luego me retiro y hoy no había sido la excepción. Mi señora trabaja al lado del templo y esa tarde antes que comience la misa el padre le había pedido dos arreglos florales para que coloque en el presbiterio una vez acabada la misa, por lo que ella solo estaba esperando a que finalizara para llevarles sus arreglos.
Nadie puede entender lo que pasó, el inmenso cariño que la gente siente por este sacerdote se manifiesta en los fieles. Muchas personas se mueven por diferentes lados, todo parece muy extraño, estas cosas solo se ven en las películas de exorcismo, o suceden en lugares muy remotos, en Chile solo conocíamos un caso, lo del padre Gadfiero en la catedral de Santiago, donde el asesino logró su objetivo, pero con una variante, este sacerdote fue atacado cuando ya se retiraba de la iglesia, no como en nuestro caso cuando el padre Francisco sostenía a Jesucristo en su mano, en la hostia consagrada
Después de un rato sin saber que hacer, en un total desconcierto y con esta especie de noche obscura, sin luces cercanas, sin estrellas ,y con esta especie de nube que pesaba sobre nuestros hombros, decidimos ir a nuestra casa a ver nuestro hogar a tomar un poco de agua, para pasar este trago amargo, el llanto se hacia incontenible, pero había que seguir adelante, por nuestro querido cura había que sacar nuevas fuerzas y regresamos a la parroquia. El panorama no había cambiado mucho, seguía esa pesadumbre sobre las personas que se mantenía expectante tratando de saber algo del padre, queriendo o esperando una buena noticia. Habilitamos uno de los salones he invito a los presentas a que pasen para orar por la salud del padre Francisco. Casi atropelladamente ingresan al salón y todos colaboran para ponerlo a punto.
En segundos el salón se llena de feligreses, habilitamos una mesa con un mantel blanco y vamos a buscar una imagen de la Virgen de Fátima, propiedad del padre Francisco, un regalo muy querido por él en quien siempre deposita su confianza en la madre celestial.
Ahora sus feligreses se acogen con toda devoción a ella y le piden que interceda por su salud. Con breves y entrecortadas palabras inicio la vigilia con un Padre Nuestros… es un padre nuestro extraño, es un desahogo para los files, es un padre nuestro que nace desde las entrañas, desde el corazón, ronco, fuerte, potente, un verdadero desahogo para el alma atribulada, luego un ave maria, un Gloria y comenzamos el rosario. Mas gente se va sumando minuto a minuto en el salón. Ahora ya esta todo en las manos de Dios.
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